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La modernidad de las novelas de caballería

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La novela moderna no tiene su origen en “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, como sostienes muchos especialistas, sino, paradójicamente, en los libros a los que Miguel de Cervantes busca criticar en su magistral libro.

 

Así lo sostuvo el doctor Juan Pablo García Álvarez, profesor investigador del Colegio de México, durante la introducción al curso “Novelas de Caballerías Castellanas: composición y difusión de un género narrativo moderno” que, como parte de su estancia post doctoral en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), impartió el martes 14 de noviembre en al auditorio Adalberto Navarro Sánchez.

 

Advirtiendo anticipadamente que su tesis puede resultar polémica, el especialista fue desgranando los elementos que como parte de las novelas de caballería, son antecedentes claros  de algunas técnicas que se utilizan en la narrativa moderna y que persisten hasta nuestros días.

 

Entre algunos de los elementos que dan cuenta de esa modernidad, están algunos personajes femeninos que se nos presentan haciendo uso de cabal independencia y poder, así como el desarrollo de temáticas que aún hoy son transgresoras, como son las relaciones extra maritales o incestuosas.

 

La exposición, partió de la revisión de “El Quijote”, porque dijo que su autor, Miguel de Cervantes,  es el mejor lector que ha habido de los libros de caballería, que en su época fueron abundantemente editados, aunque hasta nosotros únicamente hayan llegado apenas 80.

 

García Álvarez, se valió del personaje de El Quijote para mostrar que la afición por los libros y novelas de caballería era muy extendida en esos tiempos y que el hecho ocurría, porque los contenidos, tramas y personajes, además de la parte ficcional, reflejaban en buena medida los usos y costumbres de algunos sectores de la sociedad cortesana de entonces.

 

Para el investigador, “los lectores de esa época cuando leían las novelas de caballería, sabían que tenían que ver con su realidad”. Citó el caso del escritor Feliciano de Silva, que es a su vez citado en la trama de “El Quijote”, quien en su testamento dejó testimonio de haberse quedado sin dinero por comprar libros de caballería, así, el símil con Don Quijote no es mera coincidencia.

 

La explosión editorial del género, dijo García Álvarez, ocurrió durante el reinado de Carlos V quien contrario a lo que había sucedido con los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, no contaba con una tradición que hubiera quedado por escrito por la vía de la crónica, motivo por el cual acudió a los libros de caballería, usándolos como un mecanismo para dar ejemplo del mundo caballeresco, al que él mismo pertenecía y a través de esa impronta, fortalecer su reinado.

 

Entre los datos a destacar de estas novelas, el académico mencionó que sus autores simulan ser historiadores y narrar historias verídicas y ponderó como elementos gráficos y de edición, el uso de portadas cuidadas que mostraban de forma explícita el contenido.

 

En lo narrativo, expuso el uso de la técnica del entrelazamiento, que liga los relatos de historias distintas que ocurren en tiempos diversos; el empleo de mensajeros o de una determinado camino en el que se cruzan  dos de los personajes.

El entrelazamiento, precisó, da lugar a que ocurran aventuras: independientes, inacabadas, colectivas, dependientes de la historia principal, y contadas (por alguno de los personajes).  Mencionó que físicamente los libros eran voluminosos y considerando los precios a que se vendía (el equivalente a diez mil pesos actuales), su lectura se hacía de forma colectiva, en corros reunidos en torno a un lector.

 

El curso fue organizado por los departamentos de Estudios Literarios y de Letras, así como por el doctorado en Humanidades y la Maestría en Estudios de Literatura Mexicana.

 
Escrito por: 
Gabriela Díaz
Fotografía: 
Humberto Muñiz
Fuente: 
Difunde CUCSH